Megaupload (un minuto de silencio)

Todos los que creemos que la piratería en la red es una falacia, deberíamos dedicarle un minuto de silencio al cierre de Megaupload/Megavideo. También deberíamos de escandalizarnos por como han tratado la noticia muchos medios de comunicación que han acompañado su redacción, con fotos del propietario un tanto embarazosas. El objetivo de exponerlo (gráficamente hablando) como un delincuente al uso con posturas y situaciones de vida que seguramente hemos realizado muchos de nosotros (excepto la del avión privado) bajo mi punto de vista tiene un único cometido: el de criminalizar a alguien a través de imágenes.

Hay una frase que yo siempre aplico en mi vida, y sobre todo con la poca o mucha gente relevante que he tenido la oportunidad de conocer: “Todo hombre lleno de grandes luces, también está lleno de grandes sombras”. Esta frase o dicho se lo podríamos aplicar al dueño de Megaupload. Su idea le ha hecho ganar una gran fortuna, pero su exceso de confianza al colocar los servidores en el propio EE.UU. y en países primos hermanos de éste como Nueva Zelanda y Canada, se lo ha puesto muy fácil al FBI.

¿Era ilegal el servicio que prestaban? Bajo mi punto de vista (y el de casi todos) no lo era. Este servicio nace por que la industria cinematográfica se niega a prestarlo, por que siguen erre que erre con su sistema de negocio absolutamente arcaico y con tarifas totalmente desfasadas con los tiempos que corren. Por que se niegan a aceptar que el fenómeno llamado Internet no tiene vuelta atrás.

Un ejemplo claro a lo que acabo de comentar y publicado hace unos días en varios medios de comunicación, es la falta de acuerdo entre la plataforma más importante de alquiler de películas online a nivel mundial: Netflix, y uno del los gigantes de la industria: Warner. Por lo visto Warner le ha exigido a Netflix que no puede poner en alquiler sus películas más recientes hasta 28 días después de haber sido estrenadas en DVD. Esta exigencia sólo tiene un motivo: intentar seguir imponiendo al consumidor final un soporte físico que ya a día de hoy está en desuso. También influye el hecho de intentar justificar un precio desorbitado por dicho soporte.

Con este tipo de actitudes no van a conseguir que ese fenómeno que ellos califican de “piratería” desaparezca. Muy al contrario, con el cierre de Megaupload lo más seguro es que el futuro más próximo sea idéntico al pasado no tan reciente con el cierre de Napster.

Recuerdo como si fuera hoy el revuelo que se organizó con Napster cuando procedieron a cerrarlo y criminalizaron a su creador. No sólo lo criminalizaron, también lo arruinaron antes de ser millonario. En esos días todos pensábamos que el compartir archivos se había terminado. En apenas 2 meses salieron a la luz otros sistemas idénticos a Napster como AudioGalaxy. Pero mucho mejor: más atractivos, más sencillos de manejar, muchísimo más rápidos en las descargas. Luego vinieron Kazaa, Emule, Limewire, etc.

Lo único que han conseguido, es que la red se cabree aún más con este acto antidemocrático. Que en este momento haya gente con más luces que el creador de Megaupload dejándose los cuernos y maquinando cómo sustituirlos y ocupar su lugar. ¿Y todo por qué?: porque hay demasiada gente que está harta de que se le robe con precios abusivos. Porque si yo me pierdo los últimos dos capítulos de la serie 24 de la sexta temporada, tenga que comprarme en DVD toda la temporada completa y deba pagar la friolera de 60 EUROS. Esto me ocurrió a mi.

Al final, lo que todos deberíamos hacer aquí, es reflexionar sobre quien es el ladrón. El que impone su producto con su formato, y lo que es más importante, cuando él quiere. O el que lo difunde sin coste alguno por que el mercado lo demanda y no quiere pasar por el aro del sobreprecio descarado y sin sentido.

Es cierto que la cultura se debe de difundir protegiendo los derechos de autor, que el autor debe ser retribuido por su obra. Lo que no ocurre y no se defiende en ningún caso por parte de los Gobiernos es a ellos. Se defiende a la industria, cuyo papel de intermediación y gracias a Internet puede morir.

Aquí, bajo mi punto de vista, deben salir a luchar los propios autores y poner las cosas en su sitio. Dejar de ser manipulados y utilizados por una industria que incluso cuando no existía Internet los utilizaban y se aprovechaban de ellos pagándoles miserias, proporcionalmente hablando.

Cada día muchos autores se dan cuenta que a medida que evoluciona la tecnología, les hace menos falta tirar de la industria. Muchos de los nuevos cantantes y músicos están triunfando gracias a Internet y sin tener que pasar por la criba de ejecutivos de multinacional con un gusto demencial a la hora de decidir si sirve o no sirve.

A veces pienso que Internet a llegado demasiado tarde. No quiero ni imaginar la cantidad de buenos músicos y buena música que se han perdido por el camino por no tener Internet. Y por tener que depender del pésimo gusto de los altos ejecutivos de la industria.

Con Internet llegó la libertad de elegir. El derecho de un músico que siendo bueno es juzgado por el único que lo debe juzgar: su público. De un actor que cuelga su monólogo en Youtube y que por su genialidad obtiene 2 millones de bajadas en tan solo un par de días. Eso si, al día siguiente recibe la llamada de varias productoras que están en contra de la mal llamada piratería para ofrecerle un contrato en exclusiva. ¿No es ésta la peor de las hipocresías?.

Siempre pensé que la época de la inquisición se había terminado. Que la difusión de la cultura no estaría jamás mediatizada ni impuesta por ningún poderoso. Pero no es así.

Internet, como ya he comentado, ha venido para quedarse. Todos somos conscientes que dentro de la red hay cosas que se deben de corregir. Pero lo que jamás se debe corregir es el libre acceso a la información, al derecho a la cultura a un precio justo que podamos disfrutar todos y en donde sus autores puedan vivir de ello dignamente.

Con lo que se debe de acabar, es con la manipulación que existe de manera excesiva en la red. Con demonizar y perseguir a todos los que defendemos dicha libertar a través de la utilización sesgada de la justicia y con el único objetivo de defender los derechos de unos pocos (los más poderosos a día de hoy).

Yo, que ya se lo que es pasar por la injusticia de ser detenido por un supuesto delito, no voy a quedarme parado. Voy a seguir defendiendo el derecho de todos a no ser ROBADO por unos pocos de manera sistemática (y sólo por considerarse los dueños de la mal llamada “industria”). Trabajaré por abrir nuevas y originales vías de negocio que hagan que todos podamos disfrutar de la cultura a precios lógicos. Pretendo vivir de ello, y de manera absolutamente legal, pero os juro que lo haré para vivir dignamente. Nada más.