El titular de este artículo, si se lee de manera literal, no es cierto. Pero lo cierto es que el 50% de las personas que compran un nuevo televisor que tiene la posibilidad de conectarse a la red, jamás intentan hacer dicha conexión. He dicho bien, ni siquiera lo intentan.
Los motivos pueden ser varios. Uno de ellos, es que los fabricantes no terminan de saber explicar las virtudes de dicha conexión. Comunican de manera muy general, y lo que es peor, crean expectativas que en la gran mayoría de los casos no se cumplen.
Uno de los objetivos de la comunicación publicitaria, de las agencias de publicidad que las desarrollan y de los fabricantes, es vender “la mona” por decirlo de forma coloquial. Para ello, se la debe vestir para que parezca guapa. Otra cosa, es intentar convertir a “la mona” en una princesa de cuento. Cuando se hace esto último, estamos sobrepasando la línea roja. Esa línea roja es extremadamente delgada y peligrosa, ya que podemos pasar, de anunciar un producto con algo más de atractivo del que realmente tiene con el objetivo de llamar la atención en el consumidor, al más fragante engaño.
Personalmente pienso que esto es lo que está ocurriendo en el sector de los televisores. Un ejemplo claro y muy reciente, es el nuevo televisor de la marca Samsung, que trae como novedad el poder controlar dicho dispositivo a través de gestos y voz. Los que estéis leyendo este artículo, estéis pensando en cambiar vuestro televisor y se os haya pasado por la cabeza adquirir este nuevo modelo, os ruego que antes de adquirirlo, lo probéis en el establecimiento donde vayáis a comprar. Una de las preguntas fundamentales que debéis hacerle a quien os lo vaya a vender, es si el televisor sabrá diferenciar cuando hagáis un gesto con la mano para subir el volumen, y cuando hagáis el mismo gesto para rascaros el brazo. Se supone que no debería haber problemas ante este dilema que yo planteo, ya que el control del televisor por gestos, solo es posible, cuando el usuario del aparato previamente a accedido al menú del mismo por el control de voz y diga la palabra “menú”. No se vosotros, pero para mi esta tontería es una pérdida de tiempo. Ya que sólo para subir el volumen, primero hay que decir la palabra menú, luego esperar a que aparezca el menú, para después hacer la tontería de subir el volumen con la mano. Esto puede quedar genial para que amigos y familiares que vayan a tu casa vean que estás a la última en nuevas tecnologías, pero para nada más. O cuando tu hijo pequeño, haya utilizado el mando a modo de martillo de Thor y quede destruido de por vida.
Como conclusión, a mi, que me encantan las nuevas tecnologías, en este caso me quedo con el mando de siempre.
Otra conclusión es que ya no saben que inventar para vender, que muchas de estas mejoras son inútiles, y que en lo que se tienen que centrar, es en las mejoras de resolución y luminosidad del dispositivo en cuestión. Ya que muchas de las marcas, que se entretienen en chorradas, siguen siendo muy deficitarias en estos aspectos, que se supone deberían estar más que superados a estas alturas de la película.
Por ultimo, y para terminar siendo reiterativo: un televisor es para ver la televisión. El que quiera algo más, existen componentes adicionales (reproductores multimedia) para conectarlos al dispositivo. Como siempre con respecto a estos reproductores, cuanto más barato sea, peor funcionará. Nadie vende duros a 4 pesetas. Tenedlo muy claro.